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Aunque la investigación demostró que ETA había puesto aquella bomba y hubo una condena casi unánime de la masacre, no faltaron quienes defendieron la inocencia de Forest, negaron que la banda tuviera algo que ver y pretendieron transferir la culpa a la derecha más radical y/o al propio régimen.


La falta de pruebas hizo que esta teoría de la conspiración fuera abandonada en los años noventa. Excepto por la propia ETA, claro. Los terroristas no reconocieron lo que habían hecho hasta 2018.


Al ser excarcelada en 1977, Eva Forest no sufrió reproche social alguno. Incluso fue presentada como adalid de causas como la libertad y la solidaridad. Sin embargo, nunca tuvo una palabra para las víctimas del terrorismo. Tampoco la tuvieron los inductores del crimen, los jefes del frente militar de ETA, ni los autores materiales del atentado.


«Pedir perdón exige más valentía que disparar un arma, que accionar una bomba»
(Fernando Aramburu: Patria)

Los supervivientes y los familiares de los fallecidos se sienten los grandes olvidados de la historia de la primera masacre de ETA. Está en nuestras manos que dejen de serlo. Recordemos lo sucedido, pero recordémoslo todo y a todos. Leer las páginas más oscuras de nuestro pasado es la mejor vacuna contra el fanatismo y la violencia.

Presentación de EH en 1998.jpg

Presentación de la candidatura de Euskal Herritarrok por Gipuzkoa para las elecciones autonómicas vascas en San Sebastián el 13 de septiembre de 1998, justo en el 24º aniversario de la masacre. De derecha a izquierda, Arnaldo Otegi, Eva Forest y Alfonso Sastre

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