El segundo comando


Bernard Oyarzabal Bidegorri y María Lourdes Cristóbal eran una pareja de jóvenes vascofranceses que se movían en el entorno de ETA. Él había formado parte del comando que pretendía secuestrar a la familia real.

El frente militar los adiestró en el manejo de explosivos y les entregó 5.000 francos, un temporizador y 15 kilogramos de dinamita goma 2E-C. Además, adquirieron 1.000 tuercas en una ferretería. El 4 de septiembre viajaron en tren a Madrid. Fueron auxiliados por Eva Forest, su factótum, que los acomodó en uno de sus apartamentos.

Los dos etarras comieron un par de veces en la cafetería Rolando y dibujaron un croquis del local. Pudieron comprobar que se trataba de un establecimiento al que acudían clientes de todo tipo. Incluso dejaron una generosa propina al camarero que les atendió, Manuel Llanos Gancedo, que les pareció «muy simpático».

El 8 de septiembre el frente militar les dio luz verde para poner la bomba «en el día y momento más oportuno».

Con la ayuda de Forest, compraron el material que les faltaba y ensayaron tanto el montaje del artefacto como la huida posterior. El miércoles 11 le confirmaron a su cooperadora que iban a realizar el atentado el viernes 13. Necesitaban saber en qué punto de la ciudad los podría recoger y dónde los podría esconder posteriormente. Ella les tranquilizó: estaba todo previsto.

El segundo comando