Unas 2.000 personas acompañaron el cortejo fúnebre de la funcionaria Concepción Pérez Paino.
Félix Ayuso Pinel con sus hijos, María Jesús y Antonio.
Entre la variada clientela de Rolando de aquel 13 de septiembre de 1974 había de todo: desde el hermano de un detenido en los calabozos de la DGS, que esperaba noticias suyas, hasta funcionarios de la Policía Armada y del Cuerpo General de Policía.
Por ejemplo, los inspectores José Ángel Aguiriano Bardón y Félix Ayuso Pinel. No solían ir a Rolando, pero aquel era el último día antes de las vacaciones del primero y animó al segundo a despedirse con una cerveza. A Ayuso le cayó una viga en la cabeza. A consecuencia de aquella lesión, tuvo que volver a aprender a hablar, a escribir, a moverse… El 11 de enero de 1977 falleció por un derrame cerebral, convirtiéndose en la decimotercera víctima mortal del atentado.
En la DGS no solo trabajaban policías. Concepción Pérez Paino era administrativa en el Departamento de Archivo y solía comer en Rolando con una compañera a la que ese día un encargo de última hora había retrasado. Natural de Carabanchel, tenía 62 años y estaba soltera. Murió por el impacto de una tuerca en el cuello y otras dos en el tórax.